La Corte Constitucional del Ecuador ha tomado decisiones trascendentales en los últimos años, como la despenalización del aborto en casos de violación, la admisibilidad del juicio político contra el expresidente Guillermo Lasso, y la autorización de la muerte asistida. Cada día, la Corte emite sentencias de obligatorio cumplimiento para todos los funcionarios públicos, tanto administrativos como judiciales. Pero ¿por qué tiene esta atribución? ¿Tiene la Corte Constitucional superpoderes?

Para entender la razón por la cual parece que la Corte desafía a otros poderes del Estado, es necesario comprender su carácter «contramayoritario». Este término, explicado por el jurista Roberto Gargarella, se refiere a la capacidad de la Corte para interpretar la Constitución con mayor imparcialidad que los demás actores políticos, pese a que sus miembros no son elegidos democráticamente. El “poder” de la Corte viene dado por la Constitución de la República, por tanto, no es ilimitado y tampoco arbitrario.

A pesar de no ser elegida democráticamente, la legitimidad de la Corte se deriva de la calidad de sus decisiones, incluso cuando esto significa ir en contra del sentir de mayoría. Aunque a menudo criticada por el pueblo, tiene la enorme responsabilidad de desarrollar los derechos constitucionales y exigir que las instituciones del Estado cumplan con sus funciones.

Ejemplos claros de este desarrollo, incluyen que las instituciones públicas y privadas deban contar obligatoriamente con una sala de apoyo a la lactancia. (Sentencia 3-19-JP/20 – Derecho al cuidado) Sentencia donde la Corte analizó diferentes acciones de protección presentadas por mujeres embarazadas, en periodo de lactancia y en licencia por maternidad que fueron desvinculadas de sus puestos de trabajo. Asimismo, gracias a la Sentencia 253-20-JH/22 – Mona Estrellita, los animales han sido reconocidos como sujetos de derecho. En esta decisión la Corte analizó una acción de habeas corpus presentada a favor de una mono chorongo que había sido separada de su cuidadora humana, determinando que los animales, como parte de la naturaleza, tienen derechos que les corresponden en consideración a sus circunstancias específicas.  

Estas sentencias se han convertido en el camino para que minorías y quienes no tienen voz sean escuchados, lo que no sucede por medio de un proceso democrático tradicional. Si bien la mayor parte de decisiones de la Corte demuestran un real compromiso con el desarrollo de derechos constitucionales, para mantener su legitimidad, debe actuar alejada de intereses políticos que pueden afectar a la confianza que tiene la gente en su labor.

En definitiva, la Corte lejos de poseer “superpoderes” es un organismo estatal clave en el desarrollo de derechos constitucionales. Aunque sus decisiones puedan ir contra de la voluntad de mayoría, su labor de interpretar la Constitución la convierte en un elemento fundamental que limita el poder estatal frente a los derechos de los ciudadanos, limita a las mayorías frente a las minorías, el interés privado respecto del general. Por ello, a pesar de que los jueces que la integran no se elijan directamente por la ciudadanía, la Corte ha ganado su legitimidad y confianza en el transcurso de los años, labor y posición que debe seguir siendo trabajada día a día.